El Compliance es una acción esencial dentro de las organizaciones. Su función principal es establecer un conjunto de procedimientos y controles internos en las empresas para detectar y reducir la posibilidad de que se cometan conductas ilícitas. Esta práctica se enmarca en el ámbito del Derecho Penal y, en España, está regulada por el Código Penal desde la reforma de 2010, que introdujo la responsabilidad penal de las personas jurídicas, permitiendo que las empresas sean sancionadas por delitos cometidos en su nombre o en su beneficio.
Los programas de Compliance penal deben cumplir con ciertos requisitos y características para ser efectivos y cumplir con los estándares legales. Entre estos se incluyen la creación de códigos de conducta, la implementación de canales de denuncia, la realización de auditorías internas y la formación continua de los empleados en temas de cumplimiento normativo.
Además, el diseño de estos programas debe adaptarse a las características específicas de cada organización, teniendo en cuenta su tamaño, sector de actividad y riesgos particulares. La adecuada implementación de un programa de compliance puede incluso eximir a la empresa de responsabilidad penal en caso de infracción.
La figura del compliance officer es fundamental en este ámbito, ya que es la persona encargada de supervisar y velar por el cumplimiento de las normativas dentro de la organización. Este profesional actúa como un enlace entre la empresa y las autoridades legales, asegurando que se cumplan las políticas internas y que se realicen las adaptaciones necesarias ante cambios legislativos.
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