Desde el 2 de febrero, la Unión Europea ha comenzado a aplicar las primeras normas del Reglamento de Inteligencia Artificial, estableciendo una regulación más estricta sobre el uso de esta tecnología. Entre las medidas en vigor se incluyen la definición de los sistemas de IA y la prohibición de ciertos usos que representan un riesgo inaceptable para los ciudadanos europeos.
Las restricciones establecidas por la Ley IA incluyen:
- Técnicas manipuladoras para alterar el comportamiento de las personas de manera encubierta.
- Explotación de vulnerabilidades de un colectivo por edad, situación económica o condición social.
- Clasificación de personas según su comportamiento social para restringir oportunidades.
- Predicción de delitos basándose en características personales sin pruebas concretas.
- Creación de bases de datos de reconocimiento facial con imágenes extraídas sin consentimiento.
- Inferencia de emociones en el entorno laboral.
- Categorización biométrica para deducir raza, religión u orientación sexual.
- Uso de biometría en tiempo real en espacios públicos sin justificación legal específica.
A medida que avance la implementación del Reglamento de IA, se espera que más restricciones y controles entren en vigor en los próximos meses, estableciendo un marco normativo que equilibre la innovación con la protección de los derechos fundamentales.
Empresas y desarrolladores deberán adaptar sus sistemas para cumplir con la normativa y evitar problemas legales, en un contexto donde la IA sigue evolucionando rápidamente. No cumplir con esta norma podrá conllevar sanciones de hasta el 7% de la facturación anual.
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