El mes de mayo se celebran las elecciones municipales y los partidos políticos comienzan un ritmo frenético de actividad y publicidad, que en todo caso debe respetar los derechos de protección de datos de los ciudadanos. Teniendo en cuenta estas circunstancias, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) pone a disposición un apartado de Preguntas Frecuentes (FAQ) en relación con los procesos electorales.
En primer lugar, al enviar propaganda electoral por correo, los partidos políticos deben comprobar si los ciudadanos han solicitado no recibirla. Según del artículo 39.3 de la Ley Orgánica 5/1985, de Régimen Electoral General (LOREG), cualquier ciudadano/a que no desee recibir propaganda electoral postal de ninguna formación política, podrá plantear su solicitud en el Ayuntamiento, Consulado o Delegación Provincial del Censo Electoral que le corresponda, así como a través de la sede electrónica del Instituto Nacional de Estadística (INE). Si no se respeta, el ciudadano/a podrá presentar una reclamación ante la Junta Electoral competente.
Asimismo, cualquier ciudadano/a podrá oponerse al uso de sus datos personales por parte de los partidos políticos. El artículo 58 bis de la LOREG establece que los partidos políticos, coaliciones y agrupaciones electorales pueden utilizar datos personales obtenidos en páginas web y otras fuentes de acceso público para la realización de actividades políticas durante el período electoral. El destinatario podrá ejercitar su derecho de oposición ante la formación política. Si no recibe respuesta, el ciudadano/a podrá presentar una reclamación ante la correspondiente formación política y ante la Junta Electoral competente.
En este sentido, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) acaba de emitir una sentencia (PTJUE 131/2023), en donde Österreichische Post, sociedad austriaca dedicada a la venta de direcciones, recogió información sobre las afinidades políticas de la población austriaca. Con ayuda de un algoritmo que tiene en cuenta diversos criterios sociales y demográficos, definió «direcciones de grupos de destinatarios». Los datos así generados se vendieron a distintas organizaciones para permitirles realizar el envío de publicidad dirigida, lo que causó malestar entre los destinatarios por el uso de sus datos personales.
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