El uso generalizado de las aplicaciones móviles y web es algo de lo que ya hemos hablado en anteriores artículos. Su importancia social y económica es algo irrefutable hoy en día, dada su generalización y sus múltiples usos. No obstante, muchas de estas «apps«; especialmente, las enfocadas al ocio y a la comunicación, guardan políticas de datos muy intrusivas en la privacidad del usuario. Un usuario que no es consciente de lo que está aceptando cuando decide abrir un chat; la cámara de un terminal, o un juego.
Para analizar esta situación hay que atender a dos circunstancias:
Por un lado, gran parte de las políticas de privacidad se presentan de una forma residual o confusa dentro de la interfaz de las aplicaciones. Esto sucede de forma premeditada para que el usuario ignore la existencia o no le quede claro cuál será el tratamiento final que se hará con sus datos personales (nombre y apellidos; dirección; imágenes…). Dichas políticas deben (teóricamente, según la ley), ser claras y accesibles, así como especificar los datos del responsable del tratamiento; la base legal; la finalidad; información sobre la cesión o transmisión de datos a terceros; el plazo de conservación, y la forma de contacto para que el usuario pueda ejercitar sus derechos.
Por otro lado, la falta de educación digital es un hecho. Internet es visto por muchos como un medio de entretenimiento sin reparar en los enormes peligros que esta red mundial conlleva (El 67% de las apps para niños venden datos a terceros). No debemos olvidar, que aparte de ser una forma de ocio o trabajo, una aplicación es una herramienta en la que el usuario firma un «contrato» inicial para que, con sus datos, pueda llevar a cabo una serie de procesos. Esos datos pueden ser conservados debidamente de forma anónima, pero también pueden ser cedidos a las empresas titulares para fines estadísticos; de márketing.
Toda información cuenta. El valor que los datos tienen en una sociedad digitalizada es incalculable. Algo que puede parecer tan inocuo como un código postal, no sólo puede servir para situar a una persona en el mapa, sino para hacer una radiografía del consumo de la población de esa área geográfica. Y qué decir de nombres o fotografías. ¿Nunca has usado aplicaciones de citas; de edición de vídeos e imágenes, o juegos en tu smartphone? Mucho cuidado, porque podrías estar cediendo toda esa información e, igual, en un futuro, puedas llegar a encontrar tu imagen anunciando una determinada marca en una parada de autobús. ¡Cuidado con los accesos que das a tu información y con los textos legales que aceptas con un sólo «clic»!
Además de la responsabilidad propia del uso que el usuario hace con sus datos, las empresas deben contar con políticas de gestión; conducta y ética de uso de datos. Los responsables de seguridad de la información se han convertido, en este sentido, en figuras empresariales clave. Por todo ello, las empresas especialistas en privacidad son, en estos momentos, un fundamento clave que puede orientar las estrategias de las organizaciones, y ayudar a los titulares de los datos localizar, interpretar y, en su caso, denunciar determinadas prácticas abusivas. AYS Innova cuenta con una gran experiencia en esta materia, tras casi 10 años de asesoramiento continuo a entidades y particulares de todo tipo de sectores.
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Legislación vigente:
– RGPD [Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016, relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/CE (Reglamento general de protección de datos)].
– LOPDGDD (Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales). > Legislación nacional española.
