Cada vez resultan más habituales los ataques informáticos, principalmente al sistema bancario. No hay que olvidar que las entidades financieras han apostado firmemente por la digitalización monetaria, y que los expertos en hackeo son más (y están más activos que nunca). Todo ello explica noticias como las que se están produciendo en los últimos meses, y cuyo último caso es la filtración de los datos de tarjetas de crédito MasterCard de 90.000 clientes en Alemania.
No son grandes compañías, ni siquiera equipos de expertos, sino que muchas veces estos ataques se producen por personas que actúan individualmente, pero que tienen unos conocimientos que les permiten detectar las brechas de seguridad que, aún a día de hoy, tienen las principales empresas del mundo (véase el robo de datos de 106 millones de clientes del Banco Capital One, hace un mes y medio).
En el caso que nos ocupa, el hacker habría filtrado en un foro de internet un fichero con las direcciones, el número de teléfono, los nombres y los números de tarjetas bancarias de 90.000 titulares de tarjetas MasterCard. Al parecer, los afectados tienen en común que participaban en una plataforma de bonificación por fidelidad (Priceless Specials), la cual la empresa ya ha suspendido.
En estos momentos, la compañía bancaria se encuentra investigando lo sucedido. Están tratando de elaborar un informe lo más rápido y completo posible, con el fin de identificar las principales vulnerabilidades de seguridad que pueda tener actualmente su sistema. Lo curioso es que una organización de este calibre sea sensible ante ataques informáticos individuales.
¿Está segura nuestra información bancaria?; ¿qué garantías tenemos cuando depositamos nuestro dinero en la red?.
