Tu empresa podría quebrar fácilmente. Y no sólo eso, sino que tu imagen como empresari@ podría verse dañada para cualquier negocio que emprendas en el futuro. Pero, ¿cómo es esto posible? Pues subestimando el valor de la información que manejas.
Un mal tratamiento de datos podría desembocar en la pérdida de información de clientes, empleados o proveedores. Y esto es grave. Y lo será cada vez más.
La digitalización empresarial hace que cualquier fallo de seguridad pueda arrojar todos nuestros datos a la red. Una red con un tráfico global en donde será imposible volver a tomar el control. Lejos ha quedado la época de las carpetas y del papel secundario de la privacidad. Ahora las respuestas deben ser inmediatas, y las personas quieren saber las bases y la finalidad de cualquier dato que les afecte.
De este modo, invertir en seguridad de la información siempre va a ser un acierto, dado que avanzamos hacia un modelo interconectado en donde cada vez se requirán más permisos para vender productos más personales. Unas situaciones en las que habrá que tratar con rigor imágenes, vídeos, datos biométricos, datos de salud, datos de identificación y consumo… etc.
La información es poder, y alguien va a estar dispuesto a aprovecharla siempre. Un riesgo que se cierne sobre cualquiera de nosotros, en donde la tecnología puede llegar hasta lo más profundo de nuestros hogares. Amenazas de una magnitud que ha hecho que la sociedad haya empezado a concienciarse.
Porque la sobreexposición a la que estamos sometidos hace que cualquier usuario busque la tranquilidad de un servicio eficiente y responsable. Y eso es un activo. Porque si no ofreces eso, no te van a afectar únicamente las elevadas sanciones que la actual legislación de Protección de Datos podría imponerte, sino que puedes ver dañada gravemente la confianza que tus clientes han depositado en ti, tanto para tu negocio actual, como para futuros proyectos.
Proteger tus datos, a día de hoy, es tu mejor garantía.